El ahorro y el malvavisco.
Walter Mischel fue un importante psicólogo austríaco que estudió la personalidad de las personas. Durante la década del sesenta, tras observar el comportamiento de su hija se preguntó cómo los seres humanos desarrollamos nuestro autocontrol.
En su estudio “Test del malvavisco”, Mischel reunió a un grupo de niños para estudiar en ellos esa capacidad de autocontrolarse. Para ello, sentaba a un niño frente a una mesa donde había golosina, el malvavisco. El adulto se retiraría y volvería a los quince minutos. Si el niño resistía la tentación de comer el malvavico durante esos quince minutos, como compensación recibiría un segundo malvavisco. Solo un tercio de los niños consiguió aguantar hasta que el adulto regresara. Tómense unos minutos para ver el video, las caras de los ñiños y niñas no tienen desperdicios!
Las conclusiones del Test del Malvavisco.
Las conclusiones son muy interesantes: Mischel explicó que el autocontrol es una virtud que ayuda a predecir el éxito de una persona. No darse el gusto de inmediato se conoce como postergación de la gratificación instantánea. En otro estudio realizado por J. Casey en 2011 (Behavioral and neural correlates of delay of gratification 40 years later – Proceedings of the National Academy of Sciences), descubrieron que la habilidad para resistir la tentación en favor de objetivos de largo plazo es un componente esencial para el éxito personal, social y económico.

La explicación de todo esto está en el funcionamiento de nuestro cerebro. Tenemos dos tipos de cerebros: el sistema límbico, nuestro cerebro primitivo; y nuestro cerebro moderno: la corteza prefrontal. El cerebro primitivo es el visceral y emocional. Es el que regula el hambre, activa el miedo y nos prepara para estar seguros. El cerebro moderno es el lógico-cognitivo, el que nos hace pensar, razonar y planificar a largo plazo. Es este último el que nos dice que no gastemos tanto y que ahorremos más.
¿Con cuál de los niños te identificas? ¿Los que se retuercen por no comer el malvavisco o aquellos que esperan pacientemente para recibir dos malvaviscos posteriormente? En otras palabras, te vuelves loco/a cuando hay ofertas o cuando las publicidades te empujan a comprar cosas que probablemente no necesites o puedes controlarte sabiendo que puedes ahorrar ese dinero para que genere aún más ingresos en el futuro?
Los libros que recomiendo también hablan de esto. En un pasaje del libro “El monje que vendió su Ferrari” (click aquí para leer mis comentarios del libro), su autor, Robin S. Sharma sostiene:
La gente realmente esclarecida, la que experimenta la felicidad a diario, está dispuesta a renunciar a un placer a corto plazo a cambio de una satisfacción a largo plazo
Robin S. Sharma – El monje que vendió su Ferrari
La analogía puede hacerse con el hecho de ahorrar. Cuando uno toma una decisión de ahorro por sobre una de consumo, lo que está haciendo es ponderar más su consumo futuro por encima del consumo actual.
La cuestión radica en encontrar el equilibrio. La gente rica, piensa a largo plazo. La gente rica logra equilibrar sus gastos presentes con aquello que destina a ahorro e inversión en búsqueda de la libertad financiera. La gente pobre prefiere la gratificación instantánea, la satisfacción inmediata. Cree que no puede pensar en mañana cuando apenas le alcanza para hoy. Se autoconvence y al pasar la medianoche el mañana llegará y estará diciendo otra vez lo mismo.
Los pobres trabajan a fin de ganar dinero para vivir hoy; los ricos lo hacen a fin de ganar dinero para crear sus inversiones que pagarán su futuro.
¿Que parte de tu cerebro te guía más? ¿El primitivo o el moderno? Queda abierto el debate, espero tus comentarios!
Saludos!
